El tradicional paseo de la fama frente al hotel, donde los notables dejan la estampa de sus manos, fue bautizado el 1 de junio de 2010 con el nombre de Roberto Sánchez. El Gitano había puesto sus manos en 1989.
Comenzó a actuar con éxito en esa ciudad en la década del ’70 en clubes y locales céntricos. Era la época en que aún desataba grandes pasiones y, a la vez, fuertes críticas. El fervor de sus fanáticas obligaba a montar dispositivos para sacarlo de los locales donde actuaba.
Una de sus múltiples visitas a Mar del Plata se produjo en julio de 1980 para realizar una serie de recitales en el teatro Opera. Sandro, vistiendo elegante montgomery, dialogó con LA CAPITAL en el aeropuerto local y reveló detalles de la espectacular puesta en escena. Esta incluía equipos con 36 canales de sonido, consola de iluminación computarizada con 96 cambios automáticos, seguidores, luces estereoscópicas, seis máquinas de humo y un cartel con 1156 lámparas que enmarcaron el escenario.
Un cuarto de siglo después, en julio de 2006, cuando ya estaba seriamente afectado por problemas de salud, Sandro sorprendió al periodista y locutor Ricardo Pérez Bastida, a quien lo unía una larga y estrecha amistad. El Gitano llamó a Pérez Bastida a LU6, Emisora Atlántica, para saludarlo por el Día del Amigo, con lo cual rompió un largo silencio después de una de sus convalecencias.
“Ojalá pueda estar en esa ciudad que pisé cuando tenía 14 años y me quedé enamoradísimo. Eran épocas en que se fumaban cigarrillos negros, se usaban alpargatas y los sweaters se anudaban a la cintura”, recordó en aquella charla al aire que marcó su último contacto afectivo con Mar del Plata.
Fuente: http://historiademardelplata.com/